sábado, 12 de junio de 2010


Es fácil.

Volteas y ves en el piso a tú corazón latiendo y perdiendo sangre, en tu pecho sólo hay un gran hueco que te permite ver dentro de ti.

Cuando se tiene el corazón lastimado es fácil hacerse duro.

De repente volteo al piso y veo que sigue latiendo, que aun que tiene poca sangre aun late y necesita ser puesto en su lugar, necesita sentir de nuevo y necesita volver a dar fuerza.

Así debe ser el corazón roto, dispuesto a sentir todo aun que los cuchillos lo crucen ciento de veces este nunca debe de dejar de latir.

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